Design Thinking – preguntas frecuentes

Cuando hemos planteado un curso de Design Thinking en ciertos entornos, suelen surgir dudas por el desconocimiento inicial del concepto. ¿Me será útil? ¿Necesito habilidades previas?
Aclaramos a continuación algunas de las preguntas más habituales.

 


¿Hay que ser diseñador para aplicar Design Thinking?

No necesitas ser diseñador ni tener conocimientos de diseño para poder aplicar esta metodología.
Design Thinking se traduce como “pensamiento de diseño” y desde que se popularizó en 2008, su objetivo es extender una forma de trabajar que es propia del diseño a otros campos de acción donde se busca la innovación.

Es una disciplina que se enseña, por ejemplo, en los MBA (máster en dirección de empresas), puesto que la creatividad, la resolución de problemas y la toma de decisiones son habilidades necesarias para líderes de equipo. Otros campos como la enfermería, los recursos humanos o la educación también lo están aplicando.

El Design Thinking funciona como una habilidad transversal que no se enseña en los estudios formales; y sin embargo, es una competencia demandada en procesos de selección.

 


¿Qué habilidades necesitas para poner en práctica el Pensamiento del Diseño?

A priori, no se necesitan habilidades previas, sino que éstas se van adquiriendo a medida que se practica. Para trabajar con enfoques de Design Thinking, es bueno tener una disposición abierta y libre de juicios. Eso va a permitir llegar a soluciones o propuestas que no éramos capaces de imaginar.

Tim Brown enumera una serie de características que son buenas para un perfil de “Design Thinker”, y estas son: empatía, pensamiento integrador, optimismo, capacidad para experimentar y trabajo colaborativo.

 


Es que… yo no soy creativo.

Csikszentmihalyi afirma que “no son las habilidades que realmente tenemos lo que determina cómo nos sentimos, es lo que pensamos sobre ellas”.

Ser creativo es diferente de ser artista. La creatividad permite resolver retos, encontrar soluciones alternativas, innovar,… Como bien sugiere la conocida frase “la creatividad es un músculo”, podemos seguir una rutina de entrenamiento que lo ponga a tono.

El Design Thinking permite ir más allá del pensamiento lógico, lineal y sistemático, actuando como un sherpa, que nos va guiando por caminos desconocidos para encontrar soluciones no habituales y provocar la innovación.

Además, entrenar la creatividad también permite mejorar la autoestima. Csikszentmihalyi escribe en su libro “Creatividad” que una de las razones por las que la creatividad es tan fascinante, es que “cuando estamos involucrados en ella, sentimos que estamos viviendo de una manera más completa que durante el resto de nuestra vida”.

 


¿En qué se diferencian Visual Thinking y Design Thinking?

Visual Thinking (o “pensamiento visual”) tiene más relación con las imágenes, gráficos, dibujos,… tanto en la manera de expresarnos, de comunicarnos, como en la de ordenar nuestros pensamientos.

Design Thinking es un paraguas más amplio y puede recoger otras disciplinas dentro de su aplicación (como el Visual Thinking, el storytelling, el diseño emocional, el desarrollo organizacional, etc.). Se puede decir que la innovación está apoyada en tres pilares: las personas, la tecnología y el negocio. El Design Thinking busca la innovación empezando por el usuario.

 


Entonces,… ¿todo son beneficios?

A pesar de todas las ventajas que vemos en el Design Thinking, es verdad que podemos encontrar cierta resistencia en el entorno para su puesta en práctica. Se requiere proactividad y constancia para romper con la inercia en los modos de trabajo y generar hábitos nuevos.

Pequeñas acciones pueden ir mostrando los beneficios que ofrece el Pensamiento de Diseño, en cuanto a mejora de la capacidad creativa e innovación. Con estas herramientas aumentamos la capacidad empática y la observación de un problema o reto, consiguiendo un mayor nivel resolutivo y un panorama más amplio para la toma de decisiones.

Los retos que nos ofrece la sociedad actual van cambiando cada vez más rápido, y el Design Thinking nos ofrece la posibilidad de ser ágiles cuando nos enfrentamos a nuevos desafíos.